1 de diciembre de 2010

Barça- Madrid

He dejado que pasen unos días para comentar lo del lunes por la noche, que la verdad fue de pena, no solo por el resultado en si, sino más bien por el comportamiento de algunos jugadores que no solo son todo músculo sino más bien que no ejercitan uno de los principales que según los expertos es muy necesario o de lo contrario se atrofia, el cerebro, y de no hacerlo se vuelve uno a sus nuestros ancestros, léase los primates, con perdón de estos, que no pudieron evolucionar y no fue por su culpa.


Dicho esto cuando un ser llamado humano pierde su compostura es una mala señal, mi abuelo que le dijo a sus hijos “No tengo dinero, pero os dejaré dos cosas muy importantes, cultura y educación, por ello recordad que hay dos pruebas que debéis de superar, en la mesa y en el juego, y más cuando se pierde, si las superáis seguro que seréis considerados como personas de bien. Como hemos comprobado este lunes hay personas o mejor seres que solo sirven para dar patadas a un balón y que son la antítesis de lo racional, pero que son admirados y se creen como dioses que pasaran a la historia por sus irracionalidades aplaudidas por otros individuos de su propia condición y aunque pocos, gracias a Dios, son los que esa especie se mantenga y se extienda como una lacra de la sociedad.

He presenciado partidos de futbol entre alevines y podido comprobar como los padres de esos niños que están jugando insultan al arbitro, diciéndole toda clase de improperios y por desgracia esa es la sociedad que estamos creando, por lo que estoy de acuerdo con el que dijo que “No pensemos en el mundo que vamos a dejar a nuestros hijos, sino que hijos vamos a dejar a este mundo”

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